El
Bolivarense abrió sus páginas para inaugurar su cuarta época y convertirse con
el discurrir del tiempo en el decano de los diarios de Guayana. Fue el primero
de diciembre de 1957. Había comenzado como hebdomadario el 3 de diciembre de
1955. “Semanario para convertirse en diario” decía el cabezal derecho
y el de la izquierda expresaba que se editaba en la Editorial Talavera, calle Igualdad
18, bajo la redacción y administración de Luis N. Barrios. En el centro de los
dos cabezales el logotipo “El Bolivarense” emergiendo de un
tintero, y abajo el lema: “Diario matutino de intereses generales,
cuarta época”.
“Cuarte
época” porque el siglo anterior, específicamente entre 1880 y 1898, el
tipógrafo guaireño radicado en el Orinoco, J. M. Ortega y Rodríguez, editó un
diario con ese nombre. Luego en 1937, el médico Luis Felipe Vargas Pizarro y en
1942, el Vicario General de la Diócesis de Guayana, Monseñor Dámaso Cardozo.
Hasta
entonces, El Bolivarense, no había podido permanecer en el tiempo. Pero en la
segunda mitad del siglo veinte soplaron nuevos aires y el diario, al fin,
comenzó a vivir una realidad distinta, tan promisoriamente perenne, que ya
marca los cuatro decenios.
El
periodista Lorenzo Vargas Mendoza, ya extinto, lo recordó en una crónica el
primero de diciembre de 1958: “Un día
cualquiera, un día de tantos en que transcurre nuestra vida, sin los medios modernos, ni naturales para un
periódico, sin ayuda ni colaboración de terceros, se anuncia la aparición de un
semanario con proyecciones de diarios. El nombre estaba entre tres órganos del
pasado que habían nacido y muerto en medio del desorden de tipos, papeles y
tinta de la Editorial Talavera. Y tuve
duda entre “El Centinela de Oriente”, “El Faro de Angostura” y “El
Bolivarense”, ejemplares viejos y carcomidos que estaban frente a mí. Eran tres
periódicos de trayectoria y fuerte arraigo y opté por uno, basado en la
identificación más fuerte con la tierra y con los hombres y que en épocas
sucesivas habían salido a la lid del periodismo provinciano.
“Y
fue El Bolivarense en su Cuarta Época de lucha; nace en un medio hostil,
precario en idea del periodismo moderno y una noche en medio de la poca luz del
taller, utilizando los tipos ingleses y alemanes, ya cansado y que en otros
tiempos sirvieron para ese mismo periódico, el Negro Barrios, ayudado por otros
operarios, comenzó a levantar las primeras galeradas de El Bolivarense para
aparecer el 3 de diciembre de 1955, con ocho páginas en un tamaño mayor que el
tabloide clásico, teniendo como titular el mismo del viejo periódico de medio
siglo, en el cual aparecía un dibujo de la calidad, teniendo como anhelo y
línea de conducta el de llevarlo a la publicación diaria”.
Las ediciones de
este semanario abrían páginas editorializando sobre el tema más relevante del
día. Así, la segunda del 10 de diciembre, se refiere a la inauguración del
Banco de Fomento Regional Guayana y Parque de las Ferias Agropecuarias.
El
7 de enero de 1956 el tintero de su logotipo es sustituido por una estampa de
la ciudad y la semana siguiente cambia también su formato a tabloide clásico,
14 de enero de 1956, y continúa circulando sin parpadear hasta el Nº 95, 30 de
noviembre, que el semanario es transformado en diario.
El
domingo primero de diciembre marcando el Nº 96 sale El Bolivarense convertido
en diario de la mañana, bajo la dirección de Brigido Natera Ricci. En la
Jefatura de Redacción figura Lorenzo Vargas Mendoza y Luis N. Barrios como jefe
de Información. El tabloide de ocho páginas costaba Bs. 0,25 al pregón y la
suscripción Bs. 6 mensual.
A
partir del Nº 165 del 25 de febrero de 1958, el recuadro del directorio es
modificado y reubicado en la parte superior izquierda de la pagina 2, pero sólo
con los nombres del director Brígido Natera y el Jefe de Redacción Lorenzo
Vargas Mendoza. No aparece Luis N. Barrios, quien se ha ido a El Tigre,
requerido con mejores perspectivas en el proyectado diario Antorcha.
José
Antonio Fernández renuncia a la Dirección de Radio Bolívar el 24 de febrero y
se hace efectiva el 6 de marzo de 1958. Quiere probar suerte en el periodismo a
través de El Bolivarense a donde ingresa en calidad de Gerente.
Vargas
Mendoza se aparta de la empresa el 28 de marzo para fundar su propio periódico:
El
Globo. Queda Don Brigido Natera solo como Director y José Antonio
Fernández ejerciendo la gerencia. El 6 de julio la C. A. Editorial Talavera
convoca a sus accionistas a una asamblea extraordinaria que aumenta el capital,
modifica la Junta Directiva y reforma el acta constitutiva.
El
periódico se afilia al Servicio Internacional de la United Press
y a partir del primero de septiembre cambia su lema de “Diario matutino de intereses
generales” por el de “Diario matutino de orientación democrática”
y elimina la especificación “Cuarta etapa”.
A
fines de junio, don Brigido Natera se separa de la dirección y deja como
Director y Gerente a José Antonio Fernández. De esta manera El
Bolivarense llega el primero de diciembre de 1958 a su primer año de
vida con una edición extraordinaria.
Trabajaban
con Fernández en el equipo de redacción: Rubén Darío Pérez, encargado de la
página deportiva; Ramón Aray Lefebres, en cables; Haydée Aro Ortiz, secretaria;
Domingo Rivas, jefe de circulación Heddy Lara; linotipista; Emilio Rodríguez,
impositor; Ángel Purini, linotipista; Jesús Moreno, prensista; Humberto Torres
Lara, maestro de linotipia; Tomás Castro Gruber, contador; Pedro Silva Casañas,
en el departamento de suscripciones y Rafael Navarro, pregonero.
Durante
el primer año destacaban como columnista: Lorenzo Vargas Mendoza, Alejandro
Natera, Leopoldo Villalobos, Ernesto Sifontes, Pbro. José Van Grieken de la
Cruz; Diógenes Troncone, Francisco Arredondo, José Rafael Miranda, doña
Mercedes de Natera (EME), Américo Fernández, Ricardo Hurtado, José Manuel Rojas
(Jomar). Generalmente se publicaba una sola columna en la página dos y cuando
no un editorial.
Columna
polémica que sensibilizó a los lectores fue “Descarga Radioactivas”
que comenzó a publicarse diariamente desde el 11 de marzo de 1958. La poesía
también tenía su espacio en una Página Lírica que aparecía
semanalmente, suponemos que preparada por Doña Mercedes de Natera.
Durante
el primer año de El Bolivarense fueron numerosos los acontecimientos
internacionales, nacionales y locales registrados en sus páginas. Pasando hoja,
a vuelo de pájaro, llama la atención, cómo, iniciándose este diario, encuentra
que comienza abrirse también una brecha de libertades en los países
latinoamericanos dominados por gobiernos de fuerza.
Tres
millones de colombianos participaban en un plebiscito para ponerle fin a una
década dictatorial que había costado unas 200 mil vidas. Sin embargo, en
Venezuela se preparaba otro plebiscito con fines opuestos, pero que a la postre
se revertiría en el movimiento cívico - militar que dio al traste con la
dictadura el 23 de enero de 1958. Sin duda, el panorama noticioso denotaba un
ambiente negativo para el totalitarismo latinoamericano subrayado por lo que
acontecía en Colombia y Venezuela, mientras el Movimiento 26 de julio,
capitaneado por Fidel Castro, empujaba desde la Sierra Maestra de Cuba contra
el dictador Fulgencio Batista.
Estado
Unidos apoyaba las dictaduras como manera práctica y expedita de contrarrestar
la influencia comunista en América. La guerra fría entre las dos potencias se
desarrollaba en varios planos, entre
ellos, la carrera espacial, donde la URSS parecía llevar la delantera.
El
revés sufrido por los EEUU en el lanzamiento del cohete “Vanguard” que debía
llevar al espacio un satélite artificial, lesionó su prestigio internacional,
pero a los pocos días se desquitaría lanzando exitosamente un proyectil
balístico del tipo Atlas.
Rusia
tenía en órbita dos Sputniks girando sobre la tierra, aunque no trasmitían
ninguna información, muchos lo consideraban como un golpe de propaganda.
Pero
mientras los dos colosos mundiales se enredaban en una costosa guerra
tecnológica por la conquista del espacio, en Venezuela, el Presidente de la
República maniobraba a través de un plebiscito para perpetuarse en el Poder. Su
proclamación se dio por descontada y aparentemente el Estado Bolívar le
respondió el 15 de diciembre con una porte de 65.623 votos azules; 10.484 rojos
y 5.922 nulos. De todas maneras, para nada le sirvió, pues el 23 de enero fue
destronado.
El
Bolivarense abrió primera página así: “Guayaneses: ¡Venezuela amaneció con nuevo
gobierno! Triunfó el movimiento cívico militar de la juventud venezolana.
La edición del día siguiente saludó con un editorial el gran acontecimiento
político militar que le daba una gran oportunidad a la democracia para salir a
la calle en vez de quedarse estancada en los cines.
Ciudad
Bolívar tenía entonces siete salas de cine (América, Bolívar, Mundial, Plaza,
Royal, Iris y Río) con cinemascope y pantalla gigante que, a falta de
televisión, traía imágenes de lo que acontecía en otros mundos.
Horacio
Cabrera Sifontes fue el Gobernador que intermedió para llegar legítimamente a
la Democracia y su obsesión fue el entonces anhelado Puente sobre el Orinoco que
aspiraba construir con base en la Isla de el Degredo y que al final terminó
construyendo el Gobierno Nacional ocho kilómetros agua arribas entre punta
Chacón y Playa Blanca.
Se
acabó a partir del 23 de enero la pesadilla de la Cárcel Vieja y los 182
presos por delitos comunes que guardaban sus muros fueron traslados a la Cárcel
de Vista Hermosa, una vez que la desocuparon los presos políticos.
Ciudad
Bolívar, en el auditorio Simón Rodríguez, fue sede de la IX Convención Nacional
de la Cámara de Radio y Televisión instalada por el Ministro Oscar Machado
Zuloaga y hasta allí trascendió el efecto de la efervescencia política nacional
llevando a execrar a Armando Baralt, Director de Ecos del Zulia, por
haber declarado que la Cámara había sido un invento de la Dictadura para
controlar y manejar mejor la propaganda oficial del ideal nacional.
Estando
mandando una Junta de Gobierno presidida por el Contralmirante Wolfgan
Larrzabal Ugueto, el Vicepresidente de los EEUU, Richar Nixon, visitó
Venezuela, pero fue recibido bajo una lluvia de piedras al hacer su entrada en
Caracas. Se inculpó entonces a los comunista, pero era que después de diez años
de dictadura, virtualmente consentida por los gobiernos del Norte, el ánimo del
venezolano parecía descomponerse y más todavía cuando unos reaccionarios
pretendieron darle un zarpazo a la Democracia en ciernes. Encabezados por el
Tcnel Juan de Dios Moncada y el Mayor José Hely Mendoza, dispararon sus armas
contra el Gobierno que propiciaba la vuelta a la democracia mediante elecciones
libérrimas.
Las
elecciones, después de la campaña electoral relámpago se realizaron el 3 de
diciembre resultando Rómulo Betancourt favorecido con 1.204.571 votos, seguido
de Larrazabal, con 884.319 y Caldera, con 405.592.
El Bolivarense, en su
primer año, fue testigo vivo y activo de ese proceso de transición de la
dictadura a la democracia que es parte del principio de su historia, la historia
de un matutino que hoy por hoy es el decano de todos los diarios de Guayana
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