miércoles, 27 de junio de 2018

EL BOLIVARENSE DEL SIGLO XX




            El Bolivarense abrió sus páginas para inaugurar su cuarta época y convertirse con el discurrir del tiempo en el decano de los diarios de Guayana. Fue el primero de diciembre de 1957. Había comenzado como hebdomadario el 3 de diciembre de 1955. “Semanario para convertirse en diario” decía el cabezal derecho y el de la izquierda expresaba que se editaba en  la Editorial Talavera, calle Igualdad 18, bajo la redacción y administración de Luis N. Barrios. En el centro de los dos cabezales el logotipo “El Bolivarense” emergiendo de un tintero, y abajo el lema: “Diario matutino de intereses generales, cuarta época”.
            “Cuarte época” porque el siglo anterior, específicamente entre 1880 y 1898, el tipógrafo guaireño radicado en el Orinoco, J. M. Ortega y Rodríguez, editó un diario con ese nombre. Luego en 1937, el médico Luis Felipe Vargas Pizarro y en 1942, el Vicario General de la Diócesis de Guayana, Monseñor Dámaso Cardozo.
            Hasta entonces, El Bolivarense, no había podido permanecer en el tiempo. Pero en la segunda mitad del siglo veinte soplaron nuevos aires y el diario, al fin, comenzó a vivir una realidad distinta, tan promisoriamente perenne, que ya marca los cuatro decenios.
            El periodista Lorenzo Vargas Mendoza, ya extinto, lo recordó en una crónica el primero de diciembre de 1958: “Un día cualquiera, un día de tantos en que transcurre nuestra vida, sin los medios modernos, ni naturales para un periódico, sin ayuda ni colaboración de terceros, se anuncia la aparición de un semanario con proyecciones de diarios. El nombre estaba entre tres órganos del pasado que habían nacido y muerto en medio del desorden de tipos, papeles y tinta  de la Editorial Talavera. Y tuve duda entre “El Centinela de Oriente”, “El Faro de Angostura” y “El Bolivarense”, ejemplares viejos y carcomidos que estaban frente a mí. Eran tres periódicos de trayectoria y fuerte arraigo y opté por uno, basado en la identificación más fuerte con la tierra y con los hombres y que en épocas sucesivas habían salido a la lid del periodismo provinciano.
            “Y fue El Bolivarense en su Cuarta Época de lucha; nace en un medio hostil, precario en idea del periodismo moderno y una noche en medio de la poca luz del taller, utilizando los tipos ingleses y alemanes, ya cansado y que en otros tiempos sirvieron para ese mismo periódico, el Negro Barrios, ayudado por otros operarios, comenzó a levantar las primeras galeradas de El Bolivarense para aparecer el 3 de diciembre de 1955, con ocho páginas en un tamaño mayor que el tabloide clásico, teniendo como titular el mismo del viejo periódico de medio siglo, en el cual aparecía un dibujo de la calidad, teniendo como anhelo y línea de conducta el de llevarlo a la publicación diaria”.
            Las ediciones de este semanario abrían páginas editorializando sobre el tema más relevante del día. Así, la segunda del 10 de diciembre, se refiere a la inauguración del Banco de Fomento Regional Guayana y Parque de las Ferias Agropecuarias.
            El 7 de enero de 1956 el tintero de su logotipo es sustituido por una estampa de la ciudad y la semana siguiente cambia también su formato a tabloide clásico, 14 de enero de 1956, y continúa circulando sin parpadear hasta el Nº 95, 30 de noviembre, que el semanario es transformado en diario.
            El domingo primero de diciembre marcando el Nº 96 sale El Bolivarense convertido en diario de la mañana, bajo la dirección de Brigido Natera Ricci. En la Jefatura de Redacción figura Lorenzo Vargas Mendoza y Luis N. Barrios como jefe de Información. El tabloide de ocho páginas costaba Bs. 0,25 al pregón y la suscripción Bs. 6 mensual.
            A partir del Nº 165 del 25 de febrero de 1958, el recuadro del directorio es modificado y reubicado en la parte superior izquierda de la pagina 2, pero sólo con los nombres del director Brígido Natera y el Jefe de Redacción Lorenzo Vargas Mendoza. No aparece Luis N. Barrios, quien se ha ido a El Tigre, requerido con mejores perspectivas en el proyectado diario Antorcha.
            José Antonio Fernández renuncia a la Dirección de Radio Bolívar el 24 de febrero y se hace efectiva el 6 de marzo de 1958. Quiere probar suerte en el periodismo a través de El Bolivarense a donde ingresa en calidad de Gerente.
            Vargas Mendoza se aparta de la empresa el 28 de marzo para fundar su propio periódico: El Globo. Queda Don Brigido Natera solo como Director y José Antonio Fernández ejerciendo la gerencia. El 6 de julio la C. A. Editorial Talavera convoca a sus accionistas a una asamblea extraordinaria que aumenta el capital, modifica la Junta Directiva y reforma el acta constitutiva.
            El periódico se afilia al Servicio Internacional de la United Press y a partir del primero de septiembre cambia su lema de “Diario matutino de intereses generales” por el de “Diario matutino de orientación democrática” y elimina la especificación “Cuarta etapa”. 
            A fines de junio, don Brigido Natera se separa de la dirección y deja como Director y Gerente a José Antonio Fernández. De esta manera El Bolivarense llega el primero de diciembre de 1958 a su primer año de vida con una edición extraordinaria.
            Trabajaban con Fernández en el equipo de redacción: Rubén Darío Pérez, encargado de la página deportiva; Ramón Aray Lefebres, en cables; Haydée Aro Ortiz, secretaria; Domingo Rivas, jefe de circulación Heddy Lara; linotipista; Emilio Rodríguez, impositor; Ángel Purini, linotipista; Jesús Moreno, prensista; Humberto Torres Lara, maestro de linotipia; Tomás Castro Gruber, contador; Pedro Silva Casañas, en el departamento de suscripciones y Rafael Navarro, pregonero.
            Durante el primer año destacaban como columnista: Lorenzo Vargas Mendoza, Alejandro Natera, Leopoldo Villalobos, Ernesto Sifontes, Pbro. José Van Grieken de la Cruz; Diógenes Troncone, Francisco Arredondo, José Rafael Miranda, doña Mercedes de Natera (EME), Américo Fernández, Ricardo Hurtado, José Manuel Rojas (Jomar). Generalmente se publicaba una sola columna en la página dos y cuando no un editorial.
            Columna polémica que sensibilizó a los lectores fue “Descarga Radioactivas” que comenzó a publicarse diariamente desde el 11 de marzo de 1958. La poesía también tenía su espacio en una Página Lírica que aparecía semanalmente, suponemos que preparada por Doña Mercedes de Natera.
            Durante el primer año de El Bolivarense fueron numerosos los acontecimientos internacionales, nacionales y locales registrados en sus páginas. Pasando hoja, a vuelo de pájaro, llama la atención, cómo, iniciándose este diario, encuentra que comienza abrirse también una brecha de libertades en los países latinoamericanos dominados por gobiernos de fuerza.
            Tres millones de colombianos participaban en un plebiscito para ponerle fin a una década dictatorial que había costado unas 200 mil vidas. Sin embargo, en Venezuela se preparaba otro plebiscito con fines opuestos, pero que a la postre se revertiría en el movimiento cívico - militar que dio al traste con la dictadura el 23 de enero de 1958. Sin duda, el panorama noticioso denotaba un ambiente negativo para el totalitarismo latinoamericano subrayado por lo que acontecía en Colombia y Venezuela, mientras el Movimiento 26 de julio, capitaneado por Fidel Castro, empujaba desde la Sierra Maestra de Cuba contra el dictador Fulgencio Batista.
            Estado Unidos apoyaba las dictaduras como manera práctica y expedita de contrarrestar la influencia comunista en América. La guerra fría entre las dos potencias se desarrollaba en  varios planos, entre ellos, la carrera espacial, donde la URSS parecía llevar la delantera.
            El revés sufrido por los EEUU en el lanzamiento del cohete “Vanguard” que debía llevar al espacio un satélite artificial, lesionó su prestigio internacional, pero a los pocos días se desquitaría lanzando exitosamente un proyectil balístico del tipo Atlas.
            Rusia tenía en órbita dos Sputniks girando sobre la tierra, aunque no trasmitían ninguna información, muchos lo consideraban como un golpe de propaganda.
            Pero mientras los dos colosos mundiales se enredaban en una costosa guerra tecnológica por la conquista del espacio, en Venezuela, el Presidente de la República maniobraba a través de un plebiscito para perpetuarse en el Poder. Su proclamación se dio por descontada y aparentemente el Estado Bolívar le respondió el 15 de diciembre con una porte de 65.623 votos azules; 10.484 rojos y 5.922 nulos. De todas maneras, para nada le sirvió, pues el 23 de enero fue destronado.
            El Bolivarense abrió primera página así: “Guayaneses: ¡Venezuela amaneció con nuevo gobierno! Triunfó el movimiento cívico militar de la juventud venezolana. La edición del día siguiente saludó con un editorial el gran acontecimiento político militar que le daba una gran oportunidad a la democracia para salir a la calle en vez de quedarse estancada en los cines.
            Ciudad Bolívar tenía entonces siete salas de cine (América, Bolívar, Mundial, Plaza, Royal, Iris y Río) con cinemascope y pantalla gigante que, a falta de televisión, traía imágenes de lo que acontecía en otros mundos.
            Horacio Cabrera Sifontes fue el Gobernador que intermedió para llegar legítimamente a la Democracia y su obsesión fue el entonces anhelado Puente sobre el Orinoco que aspiraba construir con base en la Isla de el Degredo y que al final terminó construyendo el Gobierno Nacional ocho kilómetros agua arribas entre punta Chacón y Playa Blanca.
            Se acabó a partir del 23 de enero la pesadilla de la Cárcel Vieja y los 182 presos por delitos comunes que guardaban sus muros fueron traslados a la Cárcel de Vista Hermosa, una vez que la desocuparon los presos políticos.
            Ciudad Bolívar, en el auditorio Simón Rodríguez, fue sede de la IX Convención Nacional de la Cámara de Radio y Televisión instalada por el Ministro Oscar Machado Zuloaga y hasta allí trascendió el efecto de la efervescencia política nacional llevando a execrar a Armando Baralt, Director de Ecos del Zulia, por haber declarado que la Cámara había sido un invento de la Dictadura para controlar y manejar mejor la propaganda oficial del ideal nacional.
            Estando mandando una Junta de Gobierno presidida por el Contralmirante Wolfgan Larrzabal Ugueto, el Vicepresidente de los EEUU, Richar Nixon, visitó Venezuela, pero fue recibido bajo una lluvia de piedras al hacer su entrada en Caracas. Se inculpó entonces a los comunista, pero era que después de diez años de dictadura, virtualmente consentida por los gobiernos del Norte, el ánimo del venezolano parecía descomponerse y más todavía cuando unos reaccionarios pretendieron darle un zarpazo a la Democracia en ciernes. Encabezados por el Tcnel Juan de Dios Moncada y el Mayor José Hely Mendoza, dispararon sus armas contra el Gobierno que propiciaba la vuelta a la democracia mediante elecciones libérrimas.
            Las elecciones, después de la campaña electoral relámpago se realizaron el 3 de diciembre resultando Rómulo Betancourt favorecido con 1.204.571 votos, seguido de Larrazabal, con 884.319 y Caldera, con 405.592.
            El Bolivarense, en su primer año, fue testigo vivo y activo de ese proceso de transición de la dictadura a la democracia que es parte del principio de su historia, la historia de un matutino que hoy por hoy es el decano de todos los diarios de Guayana

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