miércoles, 13 de junio de 2018

J. M. GUZMÁN GÓMEZ


       Detrás del ganado o lo que fuera, siempre en la faltriquera espiritual del muchacho aleteaba la emoción del periodista. Uno que otro periódico o revista atrasados llegaban a la casa de campo de Mapire y sobre ello se fue afincando la pasión del periodista hasta que un día nació el “Tucusimba”, un hebdomadario escrito con el auxilio de una Remington que daba cuenta de los barcos que fondeaban en el puerto, de la pesca abundante, del flujo y reflujo de río y de las incidencias e intrascendencias de un pueblo tranquilo recostado a la margen izquierda del Orinoco.
            Después fue el verdadero rodar por el mundo ancho de la patria. En el Liceo Peñalver crecían las espigas del saber que muy pronto asomaron un sabor amargo en aquel ambiente de partidismo creyente en la libertad y la revolución que habría de recibir el zarpazo militarista inspirado en la filosofía del gendarme necesario. Miembro de la AJV en aquél trienio concluido por un golpe, se sintió perseguido de las circunstancias imperantes y se fue a Caracas para desde el Ávila ver mejor el horizonte de la Patria.
            Ciertas vinculaciones, la autodidáctica y ese aprender constante a través de la lectura diaria de la noticia y el reportaje comenzaron a formarlo periodista hasta que ocasionalmente sus colaboraciones noticiosas eran aceptadas en alguno que otro periódico de la Capital. Estas colaboraciones llegaron a interesar al Director de “La Esfera”, Ramón David León que un día le propuso la Corresponsalía en Ciudad Bolívar. Sin preguntar cuánto iba a ganar, arregló sus bártulos y regresó de nuevo a la ciudad orinoqueña con ese flamante título de Corresponsal  que lo desvelaba día y noche tras la noticia. Ya después comenzó a emplumar este pichón de periodista, se le alargaron las alas y entonces fue ese volar de rama en rama, de periódico en periódico. Siendo, ya no corresponsal de “La Esfera”, sino de OFIPREN, fundó el 12 de septiembre de 1953 un semanario, “El Redactor”, junto con Nilo González, Diógenes Troncote Sánchez, Pedro Lira, Nanzo Biaggi, y otros. El Redactor tuvo vida efímera, apenas se publicaron 53 números, pero ese largo silencio impuesto por circunstancias variadas durante 15 años no fue sino el lento y seguro germinar de lo que es hoy “El Expreso”.
            Desde que José Manuel Guzmán Gómez nació periodista no abrigó otra aspiración máxima que la de llegar algún día a fundar un periódico para decir y difundir la verdad de estos pueblos del Oriente. Para él todo buen periodista aspira a eso, a tener su propio periódico donde se puedan decir las cosas con entera libertad. Es una aspiración muy cuesta arriba casi nunca lograda por quienes trabajamos en este campo. De ahí el mérito y el reconocimiento –más digno en su propio periódico- para quien se encuentra en el ardoroso camino cumpliendo su más cara aspiración.
            “Chemelo” no ocultaba su orgullo y nos lo evidenció cuando Nilo González y quien escribe insistimos para que accediera a esta entrevista.
            Le preguntamos al colega cuáles fueron sus mayores satisfacciones en esta carrera, y recostado del marco de una puerta nos fue diciendo:
            -En esta carrera (entonces cumplía 20 años de ejercicio profesional), han sido muchas mis satisfacciones profesionales. Recuerdo cuando el Director de El Mundo me encomendó un reportaje algo imaginario sobre la muerte del Papa Pío XII que se hallaba grave. Este reportaje imaginario pero concebido sobre hechos que casi siempre se dan en la muerte de un Prelado de máxima jerarquía, permitió a aquel vespertino ofrecer al lector una información más abundante y detallada sobre el infausto suceso, ocurrido horas después de haber concluido yo mi trabajo.
            -Otras de mis grandes satisfacciones como periodista son: haber logrado la primera entrevista con Rómulo Betancourt –publicada en El Mundo- horas después de haber sido proclamado candidato a la Presidencia de la República por Acción Democrática; haber realizado la primera entrevista con Leoní luego que éste abandonó Miraflores; haber cumplido con una especie de “Mensaje a García” cuando el Director del diario  La República me dio sólo el nombre de un experto técnico norteamericano a quien debía entrevistar y el cual había llegado prácticamente de incógnito a Caracas. El nombre del personaje me lo dieron en la mañana y a las cuatro de la tarde tenía concluida la entrevista. Todas estas satisfacciones, entre muchas, culminan con la concreción del diario “El Expreso”.
            -¿Modestamente que opinión te merece El Expreso?
            - Es un diario con fallas, para mi manera de ver y sentir, muy naturales en todo periódico de provincia donde la profesión es por demás ardua y rodeada de conceptos aldeanos; sin embargo, considero que “El Expreso” ha llegado romper con el periodismo tradicional de provincia, principalmente en la zona Suroriental de Venezuela. Nuestro periódico es –al menos nos empeñamos en que así sea-, dinámico, objetivo dentro de lo que humanamente tenemos que aceptar como “objetividad periodística”, y con una gran sensibilidad social y consciente de su poder de influencia y responsabilidad orientadora. Lo corrobora la buena aceptación que ha tenido en tan poco tiempo y el hecho de ocupar el primer lugar en circulación.
            -¿Cómo te sientes tu en “El Expreso”, empresario o periodista?
            -La Universidad es primordial para el buen reportero, pero éste realmente se gradúa en el taller y andando siempre detrás de la noticia. Por eso yo no creo en los licenciados que ejercen tareas distintas al periodismo.
            -¿Qué concepto tienes del periodismo actual?
            -Debe reunir educación y orientación, debe ser dinámico y objetivo.
            -¿Qué opinas del tan en boga periodismo interpretativo?
            -Hay quienes estiman que el periodismo objetivo es diferente al periodismo interpretativo, yo creo, sin embargo, que una cosa no le quita a la otra. Se puede hacer periodismo interpretativo objetivo. Todo depende del grado de sindéresis del periodista y de la solidez del análisis. De todas maneras el periodismo interpretativo es difícil.
            -¿Y de la noticia propiamente?
            -Noticia es lo que desea saber mañana el lector y el periodista debe tener el acierto de darle al lector lo que él desea, cuestión muy compleja que sólo alcanza a dominar la experiencia, la agudeza y el talento.
            -¿Existe afinidad entre el periodista y el político?
            -Todos los periodistas son de alguna forma políticos. Yo soy periodista, por lo tanto soy político y, siendo así,  lógico es que exista afinidad. Se trata  de un silogismo muy personal, pero que yo lo he observado en otros. Para mi el político es el conductor de masas y el periodista  orientador del pueblo.
            -Generalmente hay prejuicios aprehensiones y temores en el político  entrevistado por periodista de otro partido ¿cierto?
            -Depende del concepto personal de ambos y de la ética y  capacidad profesional del periodista. Vale decir que la honestidad en esta profesión es básica para que el entrevistado se libere de malas sensaciones.
            -¿En que campo del periodismo te ha gustado trabajar?
            -En el político. Siempre camino bien por esta vereda.
            -¿El campo que menos te agrada en el periodismo?
            -Siempre me ha costado redactar una información deportiva.
            -¿No practicaste acaso ningún deporte cuando joven?
            -Ninguno. La única diversión en mi pueblo era  montar a caballo.
            -¿Entonces debes ser apasionado por la hípica?
            -Jamás me han llamado la atención los juegos de azar.
            -¿Te lo impide tu religión?
            -No profeso religión alguna, soy una especie de agnóstico, pero muy respetuoso de las religiones.
            -¿Por qué te fuiste de Acción Democrática?
            -Porque siempre he sido profundamente demócrata y por lo tanto respetuoso de la voluntad popular.
            -¿Se ha irrespetado en AD alguna vez la voluntad popular?
            -Internamente una vez y no vale la pena recordarlo.
            -Creo que la mayor parte de tu vida la has vivido en Ciudad Bolívar, ¿qué piensas de esta ciudad?
            -Yo no creo que esta Ciudad haya hecho tanto daño para que la hayan abandonado tanto.
            -¿A que atribuyes el abandono de la ciudad?
            -A la apatía, flojera e insinceridad de sus conductores. Ya es hora de romper con la apatía y el conformismo que nos ha caracterizado. La dinámica política y la dinámica del desarrollo de Guayana mantienen un reto que debemos enfrentar con decisiones porque la Capital del Orinoco podría correr el riesgo de las “Casas Muertas”. A mi me complace el extraordinario desarrollo de Ciudad Guayana y estoy plenamente identificado con él, pero me angustia la Ciudad Madre.



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