Las
perspectivas para la superación social y económica de los periodistas quedaron
en evidencia desde el momento que la Asociación Venezolana de Periodistas y el
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, siguiendo los acuerdos de las
Convenciones, fundaron el Instituto de Previsión Social del Periodista
y designaron una Junta Promotora integrada por José Gerbasi, en calidad de
presidente; Arístides Bastidas, secretario general; Rubén Chparro Rojas,
tesorero, y los directores Francia Natera de Jaén, Guillermo Àlvares Bajares,
Oscar Pulgar, Manuel Pérez Rodríguez, Juan Martínez Pozueta, Pablo Carreño
Idrogo, Héctor J. Arismendi y Gustavo Aguirre.
El Sindicato Nacional de
Trabajares de la Prensa, entregó para
comenzar un capital de 104.000 bolívares y en breve período esa suma se elevó a
300 mil bolívares en efectivo y a más de 4.500.000 bolívares cuando se evaluaron
los bienes inmuebles pasados al patrimonio del Instituto. Por primera vez en la
historia del gremio, se echaban bases firmes y concretas para ayudar a los
colegas a sortear sus emergencias y precaverse para el porvenir.
La
acogida del IPSP fue tan notoria que el primer día de abierta las inscripciones
se elevó a 400 el número de periodistas y correctores de pruebas inscritos,
miembros de la AVP o del SNTP, condición que habían llenar los aspirantes. .
Los estatutos del IPSP fueron elaborados tomando el ejemplo de los que rigen a
organismos tan calificados como Instituto de Previsión Social del Médico y el
Instituto de Previsión de los Profesores Universitarios. Expertos calificados
intervinieron en su confección y las deficiencias jurídicas corregidas y
mejoradas en el curso de asambleas. Cada
socio, al pagar total o parcialmente su cuota, recibió una carpeta con los
diversos documentos y las cuentas respectivas así como carnet de varios
establecimientos donde podían hacer compras de víveres y mercancías secas a
precios muy por debajo de los existentes en la plaza.
Los
beneficios del IPSP se resumían en un Bono de Protección a la Vida, por la
cantidad de diez mil bolívares; distribución de un lote de sesenta y una
viviendas ofrecidas por el director del Banco Obrero, doctor Leopoldo Martínez
Olavaria; préstamos de emergencia a mediano y lejano plazo, con garantías;
credenciales para adquirir en las proveedurías de varios institutos y
directamente, en más de cuarenta fábricas, diversos útiles para el consumo
diario a precios muy bajos. Esto formaba parte del plan inicial de beneficios.
Posteriormente
se fueron formalizando otros servicios como un programa de diez becas de
estudios técnicos para hijos de los
socios; descuentos en líneas aéreas nacionales y en hoteles de la Conahotu;
protección médico asistencial. Asimismo recibieron la oferta de un conocido
industrial de unos terrenos en el litoral para construir una residencia
veraniega para los afiliados, con “suites” para familia completas, habitaciones
para familia cortas, restaurante y bar, centro de recreaciones con piscina y
transporte par movilizarse.
Pasaron
al patrimonio del IPSP la Casa Nacional del Periodista: 2.900.000 bolívares,
según evaluación; 15.800 metros en Cumbres de Curumo, 1.600.000 bolívares,
según evaluación; Casa Regional en Ciudad Bolívar, 600.000 bolívares, según
evaluación; Aportes en muebles y otros servicios, 20.571 bolívares; dinero en
los bancos, Bs. 289.125, todo lo cual con un total de 5.389.696 bolívares.
En
cuanto a la Casa del Periodista, ésta era propiedad del Banco Obrero y pasó a
manos del IPSP, que la transformó en una verdadera sede de los periodistas. Una sección importante del edificio fue
reservada para oficinas de la AVP Nacional, de la AVP Distrital y del Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Prensa.
La Casa del Periodista de Ciudad
Bolívar, incorporada al patrimonio del IPSP, fue construida sobre un terreno
otorgado en 1962 por el Concejo Municipal del Distrito Heres en el
parcelamiento Andrés Eloy Blanco.
Posteriormente esta parcela fue ampliada a los 2 mil metros
cuadrados. La construcción de la Casa
del Periodista fue ofrecida por el Ministro de Obras Públicas, Ingeniero
Leopoldo Sucre Figarella a un grupo de periodistas que le planteó verbalmente
la necesidad en 1964. Este ofrecimiento
se cumplió en 1966 y el 27 de junio de ese año fue inaugurada. La casa, única en su estilo, fue construida por administración directa y
bendecida por el entonces administrador de la Arquidiócesis Monseñor Tomás
Márquez Gómez. Al Ministro Sucre
Figarella en esa ocasión la AVP le impuso una medalla de oro y le entregó diploma
caligrafiado donde se reconoce su espíritu de trabajo, su labor en beneficio de
los periodistas y se le designa Miembro Honorario de la Seccional.
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